El Diario de Curwen Jueves, 14 diciembre 2017

PPK sí sabía con quién se metía

Fuente: El Comercio

Fuente: El Comercio

Kuczynski la tuvo difícil desde el primer día. Que Fujimori se haya tomado tantos días para reconocer su victoria -que al final reconoció a través de Twitter- fue una clara señal de resentimiento. Keiko estuvo -y está- completamente segura de que le robaron las elecciones, pero el presidente jamás pareció estar dispuesto a demostrar que él las había ganado.

Tímido, sumiso, evasor de conflictos. PPK pensó que la gobernabilidad se maneja igual que una empresa, pensó que se enfrentaba a 73 accionistas, pensó que el fujimorismo, tal vez, era el mismo con el que se alió en el 2011. Nada más equivocado.

Sonará insistente, pero todo se remonta a la censura de Jaime Saavedra, el exministro de Educación. Fuerza Popular lo censuró por motivos tan absurdos como un «currículo gay» o una compra de computadoras que, en el colmo de la ironía, posee las mismas irregularidades que la compra de computadoras del Congreso. Evidentemente, el currículo y las computadoras fueron una excusa. La verdadera razón por la que censuraron a Saavedra fue para demostrar que ellos tenían el poder de hacer y deshacer a su antojo. «Ahora ya saben con quién se meten», dijo Cecilia Chacón en un chat privado del partido al culminar la censura.

Kuczynski tuvo otras oportunidades para dar golpes mortales. El allanamiento a los locales partidarios del fujimorismo, aunque quieran disfrazarlo de «golpe a la democracia», fue un severo recordatorio de la seriedad de las investigaciones que tienen rodeado a Fuerza Popular. No son chismes, no son mentiras ni posverdades, el partido fujimorista está siendo investigado por Lavado de Activos, por ocultar aportes de Odebrecht entregados en el 2011. Testigos le han asegurado a la Fiscalía que Fuerza Popular usó sus nombres en aportes que jamás hicieron y que les dieron dinero para que mientan y reafirmen sus historias.

¿Qué hizo Kuczynski entonces? ¿Atacó a los que lo atacan ahora? ¿Acusó con los mismos adjetivos a quienes lo acusan hoy? No, se justificó. Dijo que él nada tenía que ver con lo que estaba haciendo la Fiscalía. El presidente, en el colmo de la sumisión, decidió que lo más importante era aclararle a la lideresa de la oposición que él había escuchado y entendido el mensaje de Cecilia Chacón. El sabía perfectamente con quién se metía. Hoy esa misma lideresa es la que afila la guillotina. Su guillotina.

La crisis del presidente nos deja -o nos recuerda- una lección básica de supervivencia: con los depredadores no se negocia. Nunca. Jamás. El abusivo del salón, el gordito que te roba la lonchera y te pega chicle en el cabello, jamás negociará contigo. El diálogo es imposible. Al matón se le disipa la matonería a palazos. Las palabras no significan nada para quien solo sabe -o solo quiere- comunicarse con los puños.