El Diario de Curwen , noticias Sábado, 14 noviembre 2015

¿Qué haríamos los peruanos en una situación como la que vive Francia?

151113234517_paris_redes_afp_4_624x351_afp

Solidaridad a la francesa. Foto: BBC

 

Veo noticias sobre cómo los franceses, después de los ataques terroristas, le abrieron las puertas a los turistas alemanes que casualmente rondaban las calles debido al partido de fútbol que se había llevado a cabo, cómo lanzaban sábanas para cubrir a los muertos y cómo los taxistas apagaron sus taxímetros para socorrer a sus compatriotas. «Deberíamos aprender un poquito», concluyen la mayoría de textos.

¿Saben qué es lo que pasaría en una hipotética Lima atacada por terroristas? Los taxistas aprovecharían el momento para duplicar, triplicar y hasta quintuplicar (no creo exagerar) sus tarifas para transportar a las personas. La gente aprovecharía el momento para saquear algún establecimiento comercial atacado. No importará si se trata de una puta tienda de ladrillos: la gente entrará y se robará los ladrillos porque «todo el mundo lo hace», pese a que no servirán de nada.

¿La gente abrirá sus puertas para socorrer a los turistas? La gente comenzará a tirar agua por los techos «alejando» a los «revoltosos». A toda marcha que he acudido, aunque se trate de padres de familia caminando pacíficamente con sus hijos llevando una cartulina, los vecinos se esfuerzan por tirar agua y otras cosas peores.

Las tiendas cercanas cerrarán, nadie responderá ningún llamado a la puerta. Y por más canalla que suene, estoy seguro que algunos se pondrán a revisar los cuerpos de los muertos, llevándose las carteras y los celulares. ¿No me crees?, ¿recuerdas a María Paola Vargas Ortiz?, googlea y entérate de lo que hizo la gente cuando la encontraron muerta, tirada en la pista.

No es que me haya levantado hecho un grinch, pero no pues, no gastemos pólvora en gallinazo. Lo único que si harán todos es colocar estúpidos avatares en su facebook, «siendo partícipes del dolor colectivo». Ah claro, eso sí, para la foto todos, para los hechos, nadie. No dudo que haya uno que otro ángel que le salve la vida a alguien, pero los casos serán pocos.

Vivimos en un país en el cual a nadie le importa nadie más que uno mismo.